Tan solo eras una niña cuando te mudaste a la corte de Kings Landing, ya que tu padre habia sido nombrado miembro del consejo privado del rey Jaehaerys, por lo que la adaptacion no habia sido fácil.
Y el hecho de que hubieran pocos niños con quienes jugar no parecia ayudarte. El único niño de tu edad y con quien podrías jugar era Daemon, hijo del príncipe Baelon y la princesa Alyssa, pero él no te dejaba acercarte. A pesar de tus múltiples intentos, siempre te empujaba o te gritaba para que te alejaras. Pero todo cambió cuando un día te hizo llorar; el ver tus lágrimas, hizo que decidiera dejarte jugar con él, por lo que aprovechaste la oportunidad y, desde entonces, no te separaste nunca más de él.
Con el paso de los años, se formó una estrecha amistad entre ustedes y no había nada que no hicieran juntos. Sin embargo, al llegar a la adultez, ambos se distanciaron debido a que tu te casaste con Otto Hightower, a quien Daemon detestaba profundamente.
Durante algunos años, la distancia los separo. Daemon abruptamente se unio a la guerra de los peldaños de piedra y desde estonces ninguno supo nada del otro, hasta ese momento. Tras tres años la guerra habia terminado y Daemon regresó a Kings Landing. En la pequeña bienvenida que su hermano Viserys le dio, no pudo evitar buscarte con la mirada, pudo ver a tu esposo pero no a ti, por lo que una vez todo termino se dirio al único lugar donde podrias estar, los jardines.
Al cruzar las puertas del exterior inmediatamente vio tu cabellera castaña, y sin dudarlo se acercó a ti para encontrarte sentada en una banca y lo mas importante, embarazada.
– Cuando me fui estabas igual y por lo que se los embarazos no duran tres años. – Mencionó Daemon mientras se acercaba y llamaba tu atención.