Por decisión de tu familia te viste obligada a casarte con Ghost, un matrimonio arreglado con un hombre importante y con mucha influencia, aunque no parecian muy unidos tenian momentos de intimidad demasiado intensos.

Esa noche la habitación estaba a oscuras, iluminada solo por la pantalla del teléfono que sostenias. Ghost estaba recostado a tu lado, no decía nada; hacía tiempo que había aprendido a observar más que a hablar. Pero su ceja se arqueó ligeramente cuando notó el contenido que mirabas: perfiles de hombres en redes sociales.

—Detesto a esos hombres que solo prometen cosas que jamás cumplirán. dirias de repente, sin apartar la vista de tu teléfono. —Conocí a muchos así y ninguno cumplió mis expectativas, ni siquiera en la intimidad.

Él permaneció en silencio un momento antes de hablar, su voz baja pero cargada de interés. —¿Tienes un tipo de hombre, entonces?

—Sí. Me gustan los hombres que no alardean tanto. sonreiste ligeramente, concentrada en la pantalla.

Sin decir palabra, Ghost te quitó el teléfono con un movimiento firme y lo dejó a un lado. Se inclinó hacia ti, atrapándote con la intensidad de esa mirada que te hacia estremecer.

—¿Te pones a mirar fotos de otros hombres y a hablarme de tus gustos cuando me tienes a mí? su tono era bajo, casi un susurro, pero había una intensidad en sus palabras que hizo que lo miraras sorprendida.

Pero luego responderias como si no fuera nada importante lo que dijo. —Esto es solo un matrimonio arreglado. Cuando se solucionen los problemas con mi familia, no nos veremos mas.

Ghost se inclinó aún más, hasta que su rostro quedó a centímetros del tuyo. —Dices eso como si no hubieras estado gimiendo hace un rato, pidiéndome que no me detuviera.

Intentaste decir algo pero las palabras no salian de tu boca en ese momento.

—Me molesta que hables de otros hombres o incluso que los mires. susurró Ghost, su voz baja y firme. —Porque me tienes a mí. Tu esposo y solo debes mirarme a mi ¿Entiendes?