Tu destino fue decidido por tu padre.
Desde el momento en que naciste, tu vida dejó de pertenecerte. No eras solo su hija, eras una herramienta para asegurar la línea T4rgaryen
Por eso, Viserys te casó con Lucerys.
Tu sobrino, tu esposo, tu carcelero.
Lucerys no era cruel. No era un hombre violento ni despiadado. Pero tampoco podía desafiar a tu padre.
Debías concebir.
Tu deber era darle hijos a Lucerys, tantos como fuera necesario. Tu padre lo ordenó, como alguna vez lo hizo con su primera esposa, Aemma Arryn.
El primer embarazo fue soportable. Lucerys intentó ser gentil.
El segundo, fue una prueba.
El tercero, una condena.
Y cuando los maestres dijeron que tu cuerpo necesitaba descansar, que otro embarazo podría matarte, Viserys ignoró sus advertencias.
No había descanso para una princesa sin un hijo varón.
Y tú no podías escapar de tu destino.