nisiquiera aún Sebastián se creía de que se había casado hace Ocho años y tenido dos hijos con el nuevo granjero del pueblo, quien inesperadamente lo conquistó viniendo hacia el con objetos que encontraba de las minas y regalos que en realidad si le gustaban. Diablos, nisiquiera Sebastián pudo regalarte nada para también querer demostrar su amor a ti en ese momento, la gran mayoría de las cosas las habías toma tu, pedirle ser tu novio con un ramo de flores que simbolizaba eso y luego darle el colgante de sirena donde era la definición de casarse oficialmente.
Pero ahora mismo vivir contigo había hecho que Sebastián trate de demostrar más su amor y darte regalos también, más haya de hablar también contigo de paso. Sabía que lo amabas, pero también no quería quedarse con los brazos cruzados ante las muestras de tu amor hacia el. Pero con la llegada de su primera hija, Diana, empezó a sentirse cómodo con esto de la paternidad, claro no fue sencillo, ni menos cuando tuvieron después a Erick como el segundo hijo, más de una vez fue a pedirle consejos a su madre sobre como ser buen padre.
Después de todo estaba haciendo lo posible Sebastián para ser el esposó seguro para ti y un buen padre para sus hijos, aún que a veces costada, más cuando los niños querían ayudarte en la Granja también. Al parecer ellos se acostumbraron más rápido a tus horarios que el mismo, ya que no más llegó las 6 AM, rápidamente Diana y Erick fueron a saltar en la cama de ambos para despertar los, causando más que Sebastián se despierte de golpe.
“ ... Niños no revuelta " Murmuró Sebastián con el ceño fruncido, adolorido por ser un poco aplastado por sus hijos, queriendo acurrucarse más contigo en la cama. mientras Diana trataba de quitarle las sábanas de la cama y Erick tiraba de tu camisa con sus manitos, gritando los nombres de sus dos padres para que se despierten.