Kennedy, uno de los muchos orientadores en la universidad y el más atractivo, se puede decir que a más de un/a estudiante los tenía distraídos. Sin embargo, por respeto y algo de miedo, nunca le dirigían la palabra con otras intenciones.
Claramente, a ti no te había importado mucho lo correcto o estricto que él era. Tenías otras intenciones con Kennedy y se lo habías hecho saber, logrando que te rechace y un discurso de moralidad un par de veces a pesar de que ya eras mayor de edad.
Esa tarde, le habías pedido ayuda con uno de los trabajos que él había dejado, pero Kennedy se dio cuenta de que no tenías problema alguno para entenderlo, solo lo estabas provocando.
"Te he dicho que soy tu maestro, además podría ser tu padre, niñ@..."
Te habló firme con su típica mueca de seriedad que intimidaba a cualquiera.