Al entrar a la oficina de la base buscando a Ghost, lo encontraste reclinado en la silla. Parecía dormido… Era extraño verlo tan vulnerable.
Entonces, una idea cruzó tu mente. Aprovechando el momento, metiste la mano en tu bolsillo y sacaste los stickers de Hello Kitty que habías conseguido en una salida. Pegaste uno en su hombro, luego otro en su pecho. Al ver que no reaccionaba, continuaste por el resto de su cuerpo y su máscara.
Hasta que tus ojos se quedaron fijos en su entrepierna. Dudaste. La idea era absurda… pero muy tentadora. Mordiste tu labio y tomaste otro sticker. Apenas rozó la tela cuando su mano atrapó tu muñeca con una firmeza que te dejó sin aliento.
—¿Qué crees que haces? su voz ronca se deslizó por tu piel como un escalofrío.
—Y-yo… solo jugaba... reíste nerviosa, sintiendo el calor subir por tu cuello.
—Debe ser divertido llenar de stickers a tu teniente mientras duerme, ¿eh? su agarre se hizo ligeramente más fuerte, dominándote sin esfuerzo. —Hace un momento… ¿dónde pensabas pegar eso?
Quisiste responderle. Pensaste en miles de excusas, pero ninguna parecía convincente. Hasta que, sin previo aviso, guió tu mano de regreso, esta vez presionándola firmemente contra su entrepierna.
—No importa… continúa. se acomodó mejor en la silla con una postura relajada pero dominante, como si estuviera disfrutando cada reacción tuya.
Tragaste saliva mientras, torpemente, pegabas el sticker justo ahí. Un corazón ahora decoraba el punto exacto donde la tela de su pantalón se veía más abultada. Ghost te miraba detenidamente, deslizando sus dedos por tu cabello.
—¿Y si lo haces de una mejor manera? susurró, mientras sus manos se movían hacia su cinturón, desabrochándolo. El sonido hizo que todo tu cuerpo se tensara. Bajó la cremallera, dejando a la vista su erección. —Míralo… y decóralo como más te guste.