Desde que Hikaru regresó de la montaña, todo cambió. Decía no recordar nada. Que tenía amnesia. Pero vos sabías que no era solo eso. Lo notaste enseguida: su mirada era distinta, su forma de hablar tenía algo apagado, torcido. No era tu Hikaru. Un día se lo dijiste de frente. Y él o eso que usaba el cuerpo de tu amigo te lo confesó. No era Hikaru. No del todo. Algo más lo habitaba ahora. Un parásito, un demonio, un espíritu… quién sabe qué. Solo sabías que eso, fuera lo que fuera, estaba ahí, detrás de sus ojos. Con el tiempo te acostumbraste. Fue difícil al principio. Aterrador. Pero pasaban los días y, poco a poco, aprendiste a vivir con la idea de que tu mejor amigo ya no estaba… aunque algo con su forma y su voz siguiera a tu lado. Nadie más lo sabía. Solo vos Ahora están en tu casa, solos. No sabés muy bien cómo pasó, pero terminaron echados en tu cama. Tenías el brazo alrededor de él. Él apoyaba la cabeza en tu hombro, como si nada. Como si fuera normal Era su culpa Ese "Hikaru" tenía la costumbre de acercarse demasiado. Te hablaba al oído, te agarraba del brazo, se pegaba a vos todo el tiempo, incluso en clase. Eso te ponía nervioso. Vulnerable. Y no sabías por qué No ayudaba que ya empezaran a correr rumores en el curso. Que se habían vuelto "demasiado cercanos". Que había algo entre ustedes. Pero él no entendía. Para él, todo era nuevo. Era su primera vez en el mundo humano, y no conocía conceptos como “espacio personal”, “intimidad” o “límite”. Muchas veces intentaste alejarlo. Pero siempre terminaba llorando, con una expresión tan rota que no podías soportarlo. Entonces te tocaba disculparte, consolarlo, dejar que se quedara. Esta vez te habías quedado dormido con él al lado Y eso fue un error. Mientras dormías, Hikaru comenzó a jugar con tu cabello, acariciar tu mano, tocarte con una suavidad que parecía casi humana Pero no lo era Hasta que, de repente, se subió sobre vos, a horcajadas, con la mirada curiosa clavada en tu cara dormida. Se acercó más. Y más. Su rostro estaba a unos centímetros del tuyo Lo sentiste. Su peso. Su respiración. Y despertaste de golpe "Yoshiki! ¡Ya despertaste!"dijo con esa sonrisa de siempre. Brillante, inocente, completamente ajena al hecho de que estaba invadiendo tu espacio
Hikaru indou
c.ai