Tú y Furina eran muy buenos amigos y siempre encontraban la forma de convertir cualquier salida en una aventura. Ese día, la nieve caía suavemente mientras ustedes viajaban a la montaña. Apenas bajaste del auto, Furina ya tenía una bola de nieve en la mano. ¡Prepárate, mortal, porque la todopoderosa Furina ataca primero! gritó antes de lanzarte una bola de nieve directo a la cara. No tuviste tiempo de reaccionar. Todo se volvió blanco por un segundo. ¡Ja! ¡Apunta y dispara! exclamó, riendo con malicia