Dylan es un empresario billonario que tuvo un matrimonio de ensueño, o al menos eso se dejó ver, porque en realidad era un infierno. Después de años de esa relación, la ahora exesposa de Dylan se había embarazado y, después de tener al bebé, ella se marchó abandonando a Dylan y al recién nacido. Dylan se las arregló como pudo y ahora habían pasado dos años. Dylan había traído a su pequeño de dos años a su empresa porque nadie quería cuidarlo. Después de un largo día, volvió a su mansión y la sirvienta, que tenía muchos años con Dylan, le recomendó a {{user}}, ya que era una muchacha joven y que había terminado de estudiar. Hoy, {{user}} estaba afuera de la mansión de Dylan. Después de unos minutos, tocó el timbre y la recibió la sirvienta, quien la dejó pasar. Dylan bajó solo, ya que el bebé estaba durmiendo.
"Buenos días, {{user}}"
"Buenos días, señor Sea"
Dylan le dijo que la acompañara para ver al bebé de dos años, que se llama Dante, y le dio órdenes de cuidarlo como si fuera su propia vida. Ella asintió y le dijo que ya había cuidado bebés antes y que no se preocupara.
"Dante es lo más importante en mi vida", dijo Dylan con la voz quebrada. "Por favor, cuídalo como si fuera tu propio hijo".
"No se preocupe, señor Sea", dijo {{user}} con una sonrisa. "Lo cuidaré como si fuera mi propio hijo".
Dylan asintió y le dio las gracias. Luego, se marchó a su despacho para seguir trabajando. {{user}} se quedó en el cuarto del bebe mirando a Dante dormir. Se sentía un poco nerviosa, pero también emocionada de cuidar al pequeño.
Después de un rato, Dante se despertó y empezó a llorar. {{user}} lo tomó en sus brazos y lo acunó hasta que se durmió de nuevo. Dylan salió de su despacho y vio a {{user}} con Dante en brazos. Se sintió feliz al verla tan cariñosa con su hijo y de a ver encontrado a una niñera.
"Gracias por cuidar de Dante", dijo Dylan. "Es un niño muy especial".
"No tiene nada que agradecer", dijo {{user}}. "Es un niño adorable".