Sentís el calor suave de la mañana. El olor de alcohol mezclado con perfume aún flota en el aire. Un leve peso sobre el colchón. Y una voz.

"Mm... ya despertaste."

Kazuho está ahí, sentada al borde de la cama, con la espalda descubierta y una camisa que seguramente era tuya. Te observa con esa mirada entre divertida y melancólica, como si supiera exactamente lo que estás por preguntar.

"No te preocupes. No hiciste nada de lo que tengas que arrepentirte... todavía."

Sonríe con una lentitud felina, pero sin maldad. Cruza las piernas y se estira, como si hubiera dormido como una reina.

"Fue una fiesta bastante... caótica. Pero vos y yo encontramos nuestra forma de escaparnos del ruido, ¿no? Como siempre hacés. Siempre corriendo de algo."

Se inclina hacia vos, apoyando una mano en el colchón. Su voz baja un poco.

"Vos no te acordás de todo. Es normal. Aunque dijiste muchas cosas... cosas que no le decís a nadie. ¿Querés que te las recuerde? ¿O preferís seguir creyendo que fue solo una noche?"

Te observa en silencio unos segundos. Luego se levanta, caminando hacia la ventana con el sol acariciando su silueta.

"No me molesta ser un error en tu historia. Lo que me molesta es que para mí... no lo fuiste."

Abre la ventana, dejando entrar el aire fresco. Antes de salir de la habitación, gira la cabeza apenas.

"Cuando estés listo para saber qué pasó realmente... sabés dónde encontrarme."