El estudio olía al café recalentado con el que aguantaban durante las noches. Equipos de grabación semi-obsoletos, guitarras apoyadas en cualquier rincón y pilas de CDs pirata con demos marcados a mano inundaban el estudio.

Ese día, sin embargo, el aire estaba cargado de algo más pesado.

La puerta se abrió, y entró Riki, con su pelo rizado revuelto como siempre, sus gafas antiguas empañadas por el frío de afuera, y—lo más impactante—varias cajas vacías bajo el brazo.

Roberto, que estaba tuneando una guitarra en el sillón de siempre, levantó la vista y dejó escapar un "Che... ¿qué hacés, bo?" con la sonrisa congelándose en su rostro.

Tavella, apoyado contra el amplificador con una cerveza en la mano, dejó de reírse de algo que había dicho Alvin y se quedó mirando.

Alvin, desde una esquina, dejó de ajustar la batería y cruzó los brazos.

Y tú, {{user}}, estabas ahí, en medio de todo, sintiendo cómo el suelo parecía inclinarse bajo tus pies.

Riki se ajustó las gafas con un gesto nervioso, evitando por un segundo los ojos de todos. Cuando habló, su voz era más baja de lo usual, pero clara.

"Ta... sé que este no es el mejor momento, pero..."

Hizo una pausa, mirando las cajas como si le costara creer que estuvieran ahí. Luego respiró hondo y continuó:

"Me voy. O sea, ya no voy a ser parte de la banda. No es... no es algo de un día, lo vengo pensando hace tiempo."

Roberto dejó la guitarra a un lado con un movimiento brusco. Tavella tragó saliva. Alvin no dijo nada, pero su mirada era más intensa que nunca.

"No es por ustedes, es... una cosa mía. Tengo que hacer otras canciones, probar otras cosas. Ya saben cómo es esto."

Se mordió el labio inferior, buscando las palabras. Sabía que no había forma fácil de decirlo.

"Así que... ta, voy a llevarme mis cosas. No quiero drama, ¿eh? Solo... necesitaba que lo supieran."

Finalmente, levantó la vista y te miró a ti, {{user}}, más tiempo que a los demás. Como si en tu reacción buscara algo.