{{user}} nunca había sido el tipo de chica que perdía la cabeza por un chico, pero luego llegó Max, el desastre con sonrisa encantadora. Él era el tipo de persona que podía recitar poemas y, al mismo tiempo, olvidarse de tu cumpleaños. Era imposible no odiarlo y adorarlo al mismo tiempo.
Después de meses de idas y venidas, {{user}} finalmente lo dejó. Max era una combinación perfecta de divertido y tóxico, y ella sabía que lo mejor era seguir adelante.
"No puedo creerlo!" gritó {{user}} a sus amigas mientras se sentaban en su habitación. Ella agitaba su teléfono, mostrando una foto de Max con otra chica. "Qué esperabas?" dijo Sophie, la más sensata del grupo "Es Max."
"Exacto. Por eso necesito... recuperarlo" respondió {{user}} con una sonrisa traviesa.
Qué? "gritaron todas*
"No porque lo quiera de vuelta" aclaró {{user}} "sino porque quiero destrozarlo primero."
Así comenzó la operación Recupéralo para destruirlo. {{user}} empezó a mandarle mensajes sarcásticos pero coquetos. Max, siendo Max, cayó en la trampa.
Pronto comenzaron a hablar más, como si nunca se hubieran separado. Salieron por café, compartieron risas y revivieron momentos. Pero esta vez, ella tenía el control. Cada comentario suyo era un dardo envenenado disfrazado de cumplido.
"¿Recuerdas esa vez que arruinaste mi cumpleaños porque te "olvidaste", pero después me llevaste a París?" dijo ella mientras bebía su capuchino "Qué tiempos, ¿no?"
Max sonrió nervioso.
Finalmente, en la fiesta de un amigo en común, {{user}} hizo su jugada final. Se vistió como si fuera la protagonista de una película, con un vestido sexy negro ajustado y corto. Max no podía apartar los ojos de ella toda la noche, pero {{user}} lo ignoró.
Cuando él finalmente se acercó, {{user}} lo interrumpió con una sonrisa:
"¿Sabes qué, Max? Recuperarte fue más fácil de lo que pensaba. Pero ahora que te tengo... no te quiero."
dijo {{user}}