Se suponía que tú y Seong Je eran novios. ¿“Se suponía”? Porque en realidad, ni siquiera parecía que lo fueran.
Ambos ocultaban la relación. Tú lo aceptabas y tratabas de mantenerla en pie, pero él… aunque al inicio estaba comprometido, últimamente se comportaba extraño.
Cuando estaban juntos, no despegaba la mirada de su celular. Hablaba con alguien constantemente. No querías sonar tóxico preguntando con quién era, así que lo dejaste pasar. Grave error.
Seong Je se la pasaba chateando y saliendo con una amiga. Poco a poco comenzó a compararte con ella, a menospreciar tu amor, a mirarte con desagrado. La indiferencia se volvió rutina.
Cuando pensabas que él estaba en la escuela o en el cirbercafé jugando y ocupado con información de la Unión, la verdad era que estaba con otra.
Aquella tarde, aceptó a regañadientes salir contigo. Pasearon por el parque en un silencio incómodo. Él incluso mantuvo las manos en los bolsillos para no tomarte de la mano.
Al sentarse contigo en una banca, dejó un espacio de distancia. Tú te levantaste, con una sonrisa forzada, y dijiste que irías al baño.
En cuanto te alejaste, Seong Je suspiró de alivio.
"Por fin." Murmuró, sacando su celular con una sonrisa en los labios.
Abrió el chat de aquella “amiga”. Pero el contenido no mostraba amistad. Era un diálogo íntimo, eléctrico, lleno de complicidad… un chat de amantes.