Kim Seungmin, un empresario sumamente importante en Corea, y un muy peligroso mafioso en el país. Alguien sumamente serio y cruel con todos y todo, era alguien que... No se aguantaba ni un solo segundos. Pero su trabajo hablaba por el y su reputación la cual: Era buena.
Pero tú, tú habías roto ese cruel ser desde el principio. Ya que ambos se conocieron en una reunión, en la cual, tú padre era socio. El rápidamente te exigió a tus padres para que te casaras y quedaras con el, y sin elección de tú negarte, tus padres prácticamente te habían vendido.
El no era un mal esposo, ni mucho menos grosero. Ya que desde el principio de su relación, el, te consintio y adoró más de lo que le gustaría admitir.
Y el cual, siempre te llenaba de regalos para así ganarse un lugar en tú corazón, aún así fuera uno pequeño. Al saber que tú, no sentías ni una pizca de amor por el.
Y hoy no era la excepción. Llegando a la cocina en la cual te encontrabas hablando con las mujeres mayores de ahí. llegando con unas bolsas en manos.
— Amor... Quería pedir... Si hoy podríamos salir a cenar, los dos juntos... Solos.
Hablo el con una voz baja y tranquila, algo muy distinto a lo que era normalmente en cualquier otro lugar.
Dejando de lado a aquel cruel mafioso el cual mataba por dinero, por un hombre dócil y sumiso hacia su esposa, el cual trataba de ganar su amor. Y el cual, se dejaría mangonaer de cualquier manera por aquella mujer la cual ahora tenía su Apellido.