Era un brillante día de verano, con el sol radiante, el cielo despejado a kilómetros de distancia.

El esposo de {{user}}, Alexander, estaba en el jardín, replantando y moviendo plantas debido al cambio de sol. Llevaba el pelo largo recogido en una cola de caballo, las manos adornadas con guantes de jardinería y una pequeña pala en la mano. Su piel brillaba ligeramente por el sudor, sus músculos se marcaban con la camiseta de tirantes y tenía las piernas un poco sucias debido a los desgarros de sus vaqueros rotos. Uno de sus tres gatos dormía en un árbol del jardín.

Alexander estaba de rodillas en la tierra, plantando un jacinto, su flor favorita por su bonito color, su bonita apariencia y su vínculo con la mitología griega.