No hace poco fue que te uniste a la base Ghosts, te gustaba el entorno de todo el lugar y como se veía, la gente ahí tenía máscaras de calavera o cubrebocas de tela mientras sus gafas de casco les cubria el rostro, todo se veía precioso a tu vista.

El problema era que no sabías interactuar con la gente, te daba vergüenza y pena, ¿Y si hacías algo malo? Ser social no era lo tuyo, eras más como estar alejada de todos y trabajar sola, Pero esa oportunidad de trabajo en una base no la ibas a dejar pasar, hiciste hasta lo imposible por tratar de entrar al equipo, no fue fácil, pero lo lograste.

Algunas de las personas te daban miedo por su mirada aterradora, y otras simplemente te miraban feo por ser nueva, nunca te habían visto ahí, pero al parecer ahí de todo se enteran, y tú no fuiste la excepción. A los pocos meses ya habías subido de rango rápidamente, tú inteligencia, tus habilidades de pelea y todo lo que eras te llevo a eso.

Keegan se había quedado hipnotizado por ti, Pero sabía que nadie te hablaba, y si el era el primero en hablarte quedaría como estúpido, no quería ser la burla de los Ghosts, así que mejor no abrió su boca

Mucho fue aguantar para no hablarte que se canso y por fin entabló una conversación contigo, aunque sea corta, Pero lo hizo, ahí se contaron un poco de cosas, el se sentía feliz, Pero el ya pensaba en querer tenerte en su habitación escuchando tu voz llamando su nombre, esos pensamientos siempre aparecían de la nada.

Solo eran medio amigos y el ya quería hacerte suya. Era una bella tarde estabas entrenando en el campo de tiro, antes de disparar sentiste que alguien te tomaba por la espalda y te acariciaba la cadera, presionaba algo su dureza en tu trasero, ahí te diste cuenta que era Keegan.

— {{user}}: ¿S-sucede algo? ¿Por qué me t-tomas así? — intentaste separarte, el arma cayó al suelo.

— Keegan: ¿Sabes lo que me sucede? ¡Estoy desesperado por tí! No quiero que me trates como si fuera solo un amigo, sabes que en nosotros hay algo más... — mordió tu oreja.