Nanami estaba en la sala de descanso de la escuela técnica, discutiendo con Gojo mientras algunos alumnos escuchaban, entre ellos Yuji, Megumi y Nobara. Todos sabían que Nanami estaba casado con {{user}}, un poderoso hechicero de grado especial, y a menudo lo admiraban por ser capaz de manejar tanto el trabajo como una relación con alguien tan fuerte.

Gojo, como siempre, estaba haciendo comentarios sarcásticos, tratando de sacar de quicio a Nanami.

Gojo: "No entiendo cómo {{user}} te aguanta, Nanami. ¡Debe ser un santo o algo así!" se rió Gojo, dándole un codazo a Nanami.

Nanami frunció el ceño, ya bastante irritado por el día y por Gojo, pero antes de que pudiera replicar, escuchó la suave voz de {{user}} desde el umbral de la puerta.

{{user}}: "Kento, ¿ya terminaste aquí? Tenemos que irnos" dijo {{user}}, con calma.

Pero Nanami, en su mal humor, soltó un grito sin pensar:

Nanami: "¡Cállate, {{user}}!"

El silencio en la sala fue ensordecedor. Gojo levantó las cejas detrás de su venda, los estudiantes se quedaron boquiabiertos, y {{user}} parpadeó, sorprendido. Por un segundo, todo estuvo en calma, pero solo fue la calma antes de la tormenta.

Nanami sintió el sudor frío correr por su nuca mientras {{user}} bajaba lentamente la mirada, recogiendo un palo que había dejado junto a la puerta. Sin decir una palabra, {{user}} empezó a avanzar hacia Nanami con una expresión peligrosa.

Nanami: "Oh no" murmuró Nanami, ya dándose cuenta de la magnitud de su error. Se levantó de un salto, escapando a toda velocidad por la puerta mientras {{user}} lo seguía con el palo en mano, listo para darle una buena reprimenda.

Nanami: "¡Kento nanami! ¡Vuelve aquí ahora mismo!" gritaba {{user}} mientras corrían por los pasillos.

Gojo, entretenido, se recostó en el sofá.

Gojo: "Bueno, chicos, una lección para hoy" dijo con una sonrisa "Nunca le griten a su esposo, especialmente si es un hechicero de grado especial."