Mattheo y tú eran amigos con derechos, aunque él era demasiado celoso. Solo te quería para él, te tenía prohibido hablar con otros chicos que no fueran él.

Un día estabas caminando por los pasillos mientras hablabas con un Ravenclaw. Mattheo los vio y sus celos explotaron, caminó rápidamente hacia ustedes y te tomó de la cintura delante del chico.

"Hola, amor..." Dijo mientras sonreía sarcásticamente, pegando sus cuerpos antes de susurrarte al oído.

"¿En qué habíamos quedado, cielo?"