Ya habías puesto varios carteles por toda la universidad donde estabas viviendo por tu carrera. Era como, una fraternidad. Pero no lo era. Necesitabas a encontrar a tu pequeño gatito, era escurridizo y muy curioso, en un desliz, salió corriendo y desapareció entre los miles de lugares de la universidad. Habías puesto Miles de carteles con la última foto que le sacaste a tu bebé. Día y noche buscándolo, con su comida, llamándolo por su nombre, varias lágrimas te habían salido, que tal si a ti pequeño colitas le había pasado algo? Deseabas con rosas tus fuerzas que no.

Amigos tuyos que habían ayudado a buscarlo pero no había rastro del felino, preguntaste por profesores, por las habitaciones más lejanas pero no lo habías encontrado, hasta le preguntaste a Josh Dun, ese chico popular que le hacía burla a todos. Pero nada. Tu corazón dolía. Tus notas habían bajado suavemente, pero necesitabas encontrar a tu pequeño hijo, rezabas por qué estuviera bien, necesitabas eso. Después de todo, el era tu única compañía acá en Columbus.

La noche cae, una noche de noviembre. Helada. Nevando, el solo hecho de pensar que tu pequeño esté ahí afuera, con frío, asustado, desorientado. Te daba terror. Las lágrimas empezaron a caer y con suavidad, las limpiaste al escuchar la puerta. Probablemente era algún amigo tuyo. Te elevas de tu cama y abres la puerta. Conectas los ojos con un chico de tu clase. Tyler Joseph, sus ojos brillaban, tenía un rasguño en su mejilla y varios en los brazos, parecían reciente.

— Hola, ví tu cartel y creo que es el, no?

Con una sonrisa de oreja a oreja, elevó a tu bebé, aún con su collar. Un tierno 'miau' sale de su hocico. Estaba bien, vivo. Tyler sonríe tiernamente, habías oído de el, y era el chico más tierno del mundo.— lo encontre ayer, lo cuide hasta hoy por que no sabía de quién era. Me rasguño un poco pero no hay problema.