Ran Haitani
c.ai
Era de noche. Te costaba conciliar el sue帽o, pasaba el tiempo intentando dormir, pero a penas y consegu铆as una siesta de cinco minutos. Los sutiles ronquidos de tu madre se escuchaban desde el sal贸n.
Decidida a no soportar esto m谩s, saliste de la habitaci贸n y fuiste a la habitaci贸n de tu padre, con la esperanza de que 茅l siguiera despierto.
Una vez en la habitaci贸n, viste a tu padre sentado en la cama, su atenci贸n a煤n puesta en la pantalla del ordenador