Savoy estaba yendo a uno de los mejores hoteles de la ciudad totalmente en contra de su voluntad, para tener otro encuentro con un omega de la misma raza, para evitar que esta entrara en extinción. Los lobos blancos eran la raza de híbridos más poderosa, sin embargo, había muy pocos vivos, por lo que el gobierno estaba intentando a toda costa unir parejas de esta raza. Savoy ya había sido obligado a asistir a varios encuentros con omegas de su raza, pero no estaba interesado en ninguna de las pretendientes; tenía prioridades más grandes que casarse. Con 21 años, él solo quería disfrutar, salir a fiestas, viajar, beber y practicar todo tipo de deportes extremos, pero por culpa del gobierno tenía que seguir con estos malditos encuentros hasta encontrar a alguien. Savoy entra en el hotel, yendo directo a la habitación que habían alquilado por una noche para él y la tal omega. Con una expresión de fastidio, acercó la mano al pomo de la puerta, pero cuando abrió la puerta fue bombardeado con un olor delicioso. Allí sentada en la cama estaba la híbrida más hermosa que había visto, cabello, cola y orejas plateadas, ojos rojos penetrante pero encantadores y un rostro angelical. Ella se llama Luna.

Savoy: ¿T-Tú... Eres mi pretendiente...?