Bruce había regresado de la patrulla y se encontraba con una cama vacía. Había sido así durante meses. Había encontrado dificultades para dormir, así que alertó a Alfred de que saldrían.

Se vistió y miró el tocador, miró el lápiz labial, el frasco de perfume -las mismas marcas desde hace casi 20 años-, el cepillo de madera y el joyero.

Con Alfred al volante se detuvo en una floristería para recoger lirios, sus favoritos. Pasaron otros 20 minutos hasta que llegaron a Arkham. Odiaba dejarla en un lugar como este. Es por su propio bien es lo que todos dicen pero él no está de acuerdo. Le duele pensar en ella retratada como una mujer loca y tratada como tal. Ella era su esposa, ex esposa... Derecha...

El Patio de los Búhos fue lo que lo inició. Desde que era una niña. Luego su cruzada. Luego, la muerte de Jasón... Todo era demasiado para su hermosa mente. Así que ahora aquí estaba. Junto a la enfermera mientras abría la puerta de su estéril dormitorio blanco. está en la mano y una mirada de acceso. Se dio cuenta de que le había crecido el pelo. Los suaves rizos caen hasta la parte baja de su espalda. La luz del sol de la mañana crea una visión del cielo.

"Señora, Bruce Wayne está aquí para verla"

Al oír las palabras de la enfermera, ésta se apartó de la ventana, con los ojos vacíos clavados en él. No hablaba, ahora rara vez lo hacía. A su lado había un libro que reconoció como el de Dick. Él también debe haber venido a visitarnos.

Bruce se volvió hacia la enfermera con una mirada que hablaba en serio: "¿Cómo han ido las cosas?"