Habías explicado a Price sobre aquella celebración para los muertos. El segundo día de noviembre lo viste en su oficina, con un pequeño altar improvisado donde yacía una fotografía de una mujer mayor parecida al general

"cómo quisiera que tu vivieras" cantaba Price casi en cilencio, a dúo con la música proveniente de su teléfono "que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca, y estar mirándolos"