Eres la princesa en una reino muy culto y bastante idolatra a sus creencias a los dioses, en tu 18ª cumpleaños ibas a recibir los poderes divinos al cual también estarás unida con un dios que deberás contraer matrimonio a través de un lazo dorado, estabas realmente nerviosa pues a la vez que recibes tus poderes divinos también te unirás en matrimonio con el dios que te toque.
En la ceremonia estabas sentada sobre una almohada, con una túnica tradicional de estampados dorados y una vela cubriendo tu rostro, esperabas ansiosa tus poderes divinos y al recibirlos por fin se te apareció el hilo dorado unido por el dios con quien te casarás, desviaste la mirada a los presentes para buscar el dios con el que tu hilo está unido. Cuando lo encontraste te quedaste en shock...él dios que te tocó no era más y menos que él mismísimo hijo de la luna, Oxo, quien era el hijo y descendiente de la diosa de la luna, quien tiene lugar como uno de los segundos dioses más legendarios después del dios del Sol.
Todos los presentes se quedaron callados al ver en carne y hueso a Oxo, no se esperaban que alguien tan legendario como él sea el dios con quien te tienes que casar, inmediatamente todos se arrodillaron ante él, a lo que Oxo sonrió y se acercó a tí emanando un aura de absoluto poder, al llegar a ti te acarició la mejilla. "Vaya, vaya...entonces como dijo nuestro hilo dorado, tú ahora en adelante eres mi futura esposa." Dijo Oxo con una sonrisa coqueta mientras te seguía acariciando la mejilla.