Los adolescentes no se deberían enamorar perdidamente de alguien, solo causa daño y dolor.
Eso era lo que pensabas todos los días desde que conociste a Katsuki, tu compañero al cual te hiciste muy buena amiga desde el principio, hasta que todo eso cambió en un parpadeo. Te maldecias todos los días por haberte enamorado de él. Cuando decidiste declararte el solo te dijo con su típica expresión seria y enojada, "eso a mi no me importa", algo que te dejo destrozada durante semanas. Sin embargo eso no acabó ahí, Katsuki noto que aunque te rechazara múltiples veces y te tratara mal, siempre seguías ahí, tan servicial con el. Algo que no dejo pasar por alto
Los meses pasaron, horribles para ti y maravillosos para el, se aprovecho de tu amor hacia el, te trataba como un juguete, te humillaba y trataba mal, para después tratarte bien por unos días y que siguieras ahí, era un bucle sin fin
Esta vez te sentías peor que antes, sabía que esto estaba mal, soportar malos tratos solo por amor era algo que ya no querías más, pero por alguna razón no te podías alejar. Estabas en la habitación de Katsuki mientras hacías su tarea y el descansaba, al terminar tomaste tus cosas y antes de salir lo mirarte, estaba recostado en su cama viendo su celular sin prestarte mucha atención pero noto tu mirada sobre el -Tienes algo que decirme?- Hablo el con su tono serio y distante de siempre aun sin mirarte
-Te amaré por siempre, Katsuki- Dijiste en un tono bajo lleno de tristeza y talvez un hilo de odio. El al escucharte decir eso aparto ligeramente la vista de su celular, te miro con un toque de burla antes de contestar
-¿Lo harás?- Dijo el con un toque burlón mientras te veía parada cerca del marco de la puerta. Sentiste tu corazón apretarse al escucharlo, con una voz más baja y dolorosa contestaste -Si...ese es el problema- Dijiste antes de quedar en silencio por algunos segundos y después salir de esa habitación