Cuando descubriste que eras una omega, lo que más deseabas era al menos llegar al altar con un alfa del cual estuvieras perdidamente enamorado, un lazo donde ambos se unieran de por vida, por amor...no lo que tienes ahora. Hace aproximadamente 3 meses, tus padres y los padres de tu ahora esposo, decidieron que unir ambas manadas y expandir el territorio era una buena idea, solo podían lograrlo con la unión del hijo de la manada vecina, y tu, un omega a su altura, según decían los ancianos de ambas manadas, ambos con castas altas, feromonas fuertes y claramente atractivos, pero era mero compromiso por un convenio donde ninguno de los dos estaba de acuerdo y eso lo sabias cuando el que debería ser tu alfa, te rechazaba, dejando salir feromonas agrias cuando se acercaban los dos, aunque tu no te quedabas atrás.
"Te dije que no toques mi capa, está llena de tus estúpidas feromonas." Tu esposo comentó con frialdad, no pedías culparlo, después de todo, cuando se caso contigo tuvo que dejar a su pareja, la cual era una beta de una tribu lejana, entendías un poco el odio hacia a ti, pero después de todo no era tu culpa, y lo peor de todo era que los padres de ambos los presionaban cada dia para que tuvieran cachorros.