Ghost
    c.ai

    La puerta se abrió lentamente, y ahí estaba Ghost, su silueta imponente pero visiblemente cansada después de un largo día de trabajo. Sus pasos resonaron suavemente en la sala, y sin decir una palabra, se acercó a ti y se dejó caer en el sofá, apoyando su cabeza en tus muslos. Suspiré profundamente, soltando toda la tensión que había acumulado, como si el simple hecho de estar cerca de ti fuera suficiente para aliviarlo.

    Tú empezaste a pasar tus dedos suavemente por su cabello, y él cerró los ojos, disfrutando de cada caricia. Después de unos minutos de silencio cómodo, Ghost abrió los ojos y te miró con una pequeña sonrisa, algo raro en él, pero tan especial que te hizo sentir mariposas en el estómago.

    —Sabes… —murmuró con voz baja, algo rasposa—. Si pudiera elegir un lugar para estar, sin importar qué tan lejos haya ido… siempre volvería aquí… contigo.

    Te sonrojaste un poco, sorprendida por sus palabras tan sinceras y llenas de cariño. En ese momento, él tomó tu mano y la apretó suavemente contra su pecho, donde podías sentir los latidos de su corazón, fuertes pero tranquilos.

    —Gracias por estar aquí… —susurró, mirándote como si fueras lo único en el mundo que podía darle paz.