Katsuki es tu padre, el héroe número uno y el más ocupado, tu madre había abandonado a Katsuki cuando tenías dos meses de nacida. Al ser tan ocupado, no te daba ni un poco de atención y solo lo veías cuando te recogía de la escuela y te dejaba en casa, te compraba cosas cómo si eso pudiera sanar tu corazón.
Con el tiempo, era obvio que aprendiste a vivir con su distancia, dejaste de ser esa pequeña niña que admiraba a su padre y empezaste a tener tu periodo de adolescencia aunque no era esa adolescencia rebelde, seguías haciéndole caso a Katsuki.
Un día, él decidió tomarse un día de descanso, un día para tomar todo con calma—aparte de talvez saludarte después de semanas sin verte por una misión— pero cuando te vió caminando hacia la puerta con un vestuario algo revelador porque ibas a salir con unas amigas, se dió cuenta de cuánto había crecido su bebé
–A dónde vas? No me vas a pedir que juegue contigo? Quieres tomarte fotos con tu viejo para presumirlas en la escuela?– dijo Katsuki con un poco de desesperación, no podía creer que se hubiera perdido toda la infancia de su pequeña