Por fin, lograste dormir a tu hijo pequeño, Luffy. Ese niño nunca se cansa de jugar. Eran al rededor de las 12 de la noche, tu hijo dormía en su cama y tu estabas en el baño de tu habitación preparandote también para irte a dormir.

Mientras te cepillabas los dientes antes de irte a la cama, oíste la puerta principal ser abierta para luego cerrarse. Supusiste que era tu esposo, Dragon y si no, pegaba en el palo.

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Tu esposo entró en la habitación con un aspecto neutro, como siempre. Se quito el saco de vestir y lo dejó en el armario.

"Hola, Querida."

Saludo. Acercándose a ti, envolviendo sus brazos al rededor de tu cintura y besándote la mejilla. Suspiro y apoyo su mentón en tu hombro.

"La conferensia de hoy fue mas agotadora de lo que crei..."