Era un día lluvioso y gris. Los suaves golpeteos de las gotas contra la ventana llenaban el pequeño apartamento de un sonido relajante. Katsuki te miraba preocupado, tu su pareja, quien yacía acurrucada en el sofá bajo una gruesa manta, con mejillas enrojecidas y una expresión de cansancio.

"Te dije que usaras tu abrigo más grueso ayer" comentó el mientras colocaba un termómetro bajo su brazo.

Apenas esbozaste una sonrisa. "No exageres, solo es un resfriado."

suspiró y acarició suavemente tu frente. "Sí, un resfriado con fiebre de 38.5. No me mires así, hoy me encargo de todo. Tú solo descansa."

Se dirigió a la cocina y comenzó a preparar un caldo de pollo, como su madre le enseñó cuando era niño. Mientras las verduras y el pollo hervían, encendió una pequeña vela aromática para que el ambiente fuera más cálido y acogedor. Entre tanto, regresó a la sala con una taza de té caliente y una almohadilla térmica para tu espalda.

"¿Cómo te sientes?" preguntó mientras te ayudaba a acomodarte.