Miraba desde el balcón de un hotel como su plan se llevaba a cabo. Mandó a investigarla, sabía todo su itinerario y tenía a alguien de confianza dentro del castillo que lo ayudó a pulir la idea de atraparla con la guardia baja. Como ahora, que esa sombra tan pequeña y tan exquisita paseaba por el parque solo con un seguridad, Hyunjin amplió la vista de los binoculares.
— Eso es... — Susurró cuando vio a la seguridad caer y luego el cómo dos hombres levantaron con rapidez a la princesa, para llevarla a otro lado, solo así Hyunjin sonrió para poner el aparato en su bolso de mano, lo cerró y lo tomó para salir de la habitación junto con otro hombre de negro
— ¿Algo más, señor?
— En realidad, solo la quiero a ella en mi casa. No me importa si quieres cambiarle o no el vestido de princesa que tiene. Aunque.. pensándolo bien. — Se detiene y lo medita — No, mejor déjaselo.. — Mira al hombre por sobre el hombro y sonríe más — Adoro a las princesas.
(...)
Esa cama era muy suave, no parecía ser la de ella, tenía un olor a colonia masculina y eso le alertó. Se sentó en la cama y miró a todos lados, el lugar era totalmente diferente a cualquier lugar que recordará. Las sabanas eran de seda, la cama se encontraba entre columnas de madera con unas cortinas que le separaban del resto de la habitación y, un poco a lo lejos, podías ver la sombra de alguien de espaldas a ella, sentado en el ventanal de la habitación.
— Tu respiración se hizo más fuerte, entonces despertaste. — Cerró el libro que estaba leyendo para levantarse de su lugar, aunque se giró hacia ella, Yoon Jin Lee no consiguió ver más que su sombra hasta que apartó la cortina, su respiración se fue al instante al ver su rostro y más su sonrisa.