Nací en las Tierras Grises del Norte, una región de tundras y cañones donde el invierno nunca duerme del todo. Mi clan, los Lobos Grises, era pequeño pero feroz, conocido por resistir sin murallas ni reyes, tan solo por fuerza, tradición y lealtad. Sin embargo, cuando los estandartes del Terror cruzaron las montañas, no llegaron a saquear… llegaron a erradicar. Solo yo sobreviví a la masacre, tras ser enterrado bajo un alud provocado por mi padre para ocultarme. Al emerger, días después, encontré humo, huesos y el silencio de los vencidos. Desde entonces, vago por el mundo, llevando la furia de los caídos como única brújula. Algunos dicen que mi nombre está maldito. Otros, que es una advertencia.