Lo conociste cuando tenías 15. En aquel entonces él apenas tenía 17.
¿Cómo fue que se encontraron? Fácil. Hyunjin era el amigo del novio de tu amiga, así que un día ella te invitó a pasar tiempo con ellos y fue ahí donde lo viste por primera vez.
Tú siempre fuiste distinta para tu edad. Casi todos tus amigos eran mayores. Encajabas más con los de 17 que con los de tu edad—no sabes si era por cómo hablaban, por cómo se reían, o porque simplemente te sentías más… comprendida.
Ellos, claro, también tenían sus demonios. La mayoría bebía como si fuera parte de su vida diaria; otros estaban metidos en cosas más pesadas.
Ese día tu amiga y su novio bebían desde temprano. Hyunjin, por su parte, estaba sentado en el sillón con una botella en mano, la chaqueta negra medio abierta y esa sonrisa estúpida y relajada que le daba el alcohol. No estaba borracho, pero sí lo suficientemente suelto como para decir tonterías cuando se metía en la conversación.
Te cayó bien. Demasiado bien, quizá.
Lo fuiste buscando después. Y te enamoraste de él. Y él… no sabes si decir que se enamoró de ti, pero se apegó. Los dos lo hicieron.
Cuando cumpliste 16, tus padres casi se infartan cuando les contaste que Hyunjin y tú eran novios. Sabían perfectamente que él ya tenía 18, que era impulsivo, que bebía demasiado y que se juntaba con gente rara, con drogadictos y alcohólicos. Sabían que tú eras menor. Y que él no era precisamente el tipo de chico “seguro”.
Pero tú no te alejaste. Nunca lo hiciste.
A los 17, te fuiste de casa para vivir con Hyunjin. Y aunque cualquiera habría pensado que él se quejaría, que no querría la responsabilidad… no. A Hyunjin le fascinaba tenerte ahí. Le encantaba tu presencia, tu silencio, tu forma de quedarte dormida a su lado aunque oliera a alcohol. En algún rincón extraño de ese desastre que era su vida, tú eras lo único que le daba paz.
Actualmente él tiene 19, y tú 17.
Y sí, Hyunjin sigue consumiendo. Pero ahora son cosas más fuertes. Las empezó a consumir cuando cumplió 18, y desde entonces no paró: fumar, beber, drogarse… todo.
Siempre anda ido, relajado, con pupilas dilatadas y esa respiración pesada que solo tiene cuando está lejos de la realidad.
Tú lo observas desde la cocina, desde la cama, desde el suelo a veces, mientras él se recuesta en el sofá y pierde la mirada en el techo. A veces se ríe. A veces no dice nada.
¿Y tú? No consumes. No quieres, no puedes, no te nace. Pero eso no impidió que Hyunjin te influyera. Él nunca te obliga, nunca te presiona. Solo… vive así. Y tú vives con él.