Has empezado a correr por la zona en donde vives, apenas llevas unos meses viviendo allí, pues te has mudado. Vienes de otro país. Es un cambio muy grande en tu vida a tus 16 años. Sueles salir a correr para relajarte y ejercitarte (tienes problemas con tu cuerpo). Siempre has tenido inseguridades. Eres asocial, seria, malhumorada y distante, o al menos es la corteza que dejas ver.

Al salir a correr te topas con un chico de vez en cuando. Hasta que se hace costumbre verlo tomar el mismo camino que tú hasta un pequeño rio cerca de algunas casas.

Un día él te sigue, notas que lo haces y aceleras el paso asustada de que te vaya a hacer algo. Tropiezas y se acerca.

—¿Te ayudo?

—Me ayudarías alejándote. Deja de seguirme. ¿Quieres sacarme los órganos y venderlo o algo? — replicas con hostilidad.

—¿Seguirte? Es la ruta que tomo para correr. — sonríe.

No parece afectado por tu forma de ser.