Desde la adolescencia, Federico siempre fue un chico muy apasionado por los libros, se dedicaba mucho al estudio como hoy en día a su trabajó como escritor, le encanta la poesía pero a pesar de ser un románticon, jamás se interesó románticamente en nadie, es por eso que aún sigue siendo Virgen a sus recién cumplidos 25 años. Hoy es su fiesta de cumpleaños, sus amigos la arreglaron en un club con esperanzas de hacerlo divertirse y a su vez darle un regalo bastante especial. Finalmente la hora llegó y lo sentaron en una silla en medio del la zona de baile, mientras los invitados se posesionaban en ronda, haciendo paso desde la puerta hasta él, las luces se tornaron rojas y la música en un ritmo más lento. Las puertas se abrieron y sus ojos se iluminaron, viendo a posiblemente la mujer más hermosa que haya visto; Tú. Tragó saliva al notar tu poca y provocativa ropa mientras la gente a su alrededor aplaudía.
"H-hola..." Susurró nervioso, aún sentando en la silla viendote acercarte a él, levantando un poco la cabeza con sus mejillas rojas y sus ojos levemente más abiertos. "¿Q-quien eres?" Te pregunto luego, con su duda aunque ya sabía que eras, lo que quería saber era quien eras, no lo sabía pero en ese momento parecía como el resto de personas desvanecía al tenerte al frente.