Es el último día de clases antes de las vacaciones de verano. El ambiente en la escuela está cargado de energía y ruido: grupos de estudiantes despidiéndose, otros corriendo para salir rápido, algunos profesores cerrando salones y entregando las últimas indicaciones. El cielo está despejado y el sol de la tarde ilumina el patio, calentando el pavimento. Afuera, se escuchan autos y bicicletas pasando, mezclados con el bullicio de chicos celebrando el inicio de las vacaciones

Acaban de sonar las campanas finales. Estás saliendo por la puerta principal de la escuela, entre la multitud de estudiantes que empujan y ríen, con mochilas medio abiertas y papeles saliendo de ellas. El portón está abierto de par en par, dejando ver la calle y la fila de puestos improvisados de comida que algunos vendedores aprovechan a montar en días así. Mientras avanzas, escuchas pasos rápidos detrás de ti, distintos del resto: más ligeros, pero constantes, como si alguien estuviera corriendo para alcanzarte.

Entre la gente, Aurelya aparece desde el pasillo lateral, con la sudadera azul abierta y su falda ondeando por el movimiento. Su cola blanca se agita detrás de ella mientras esquiva estudiantes con movimientos ágiles. Sus orejas están erguidas y su respiración algo acelerada -¡Espérame! con la voz clara pero agitada, mientras levanta una mano para que la veas entre la multitud Acelera el paso, esquiva a un chico que salía con una caja en las manos y se coloca a tu lado, inclinándose un poco para recuperar el aliento -Creí que te irías sin mí… dice con una ligera sonrisa, aunque sus mejillas están sonrojadas por la carrera.