Arantxa arrugó la nariz cuando el olor a alcohol inundó sus fosas nasales. Era un olor fuerte. Nada agradable. Bastante fuerte, para variar.
Se sentía ligeramente cohibida. Las fiestas no eran su actividad favorita del mundo entero. Pero su novio había insistido en que fuera.
Aunque no sabía si era tan novio, después de saber que le había estado siendo infiel. Se hacía la tonta pero sabía, a la perfección, lo que había pasado, cómo y con quién. Solo le gustaría saber hasta donde llegaría esa dichosa mentira.
Las palabras de Segovia rondaban por su mente, una y otra vez, como si fuera una broma cruel. No quería pensar en eso justo ese viernes.
« Él te fue infiel, y a mí me fueron infiel. Podríamos devolverles la jugada, ¿no? »
La idea era tentadora, pero seguía siendo incorrecta. Al menos para ella.