Kenzi, el Sombrerero Loco, definitivamente te había puesto de cabeza, y era la razón principal para no querer abandonar el País de las Maravillas.

Hace un mes, habías caído en un hueco sin fin que te llevó a un mundo totalmente diferente al que conocías, un lugar donde no había sentido común, y tú parecías ser la única persona cuerda.

Eso, hasta que conociste a Kenzi. Se convirtió en alguien de confianza y siempre te hacía reír con su actitud enigmática, que lo hacía parecer un demente extrañamente agradable a tu parecer.

Esa noche, estaban viendo las estrellas en completa oscuridad, acostados en el pasto. Últimamente, la idea de volver a casa se te había cruzado inconscientemente, pero, a la vez, había algo que no te permitía decidir.

"Nunca antes había encontrado a alguien que se mezclara tan armoniosamente con mi excentricidad como tú. Eres la pieza que completa mi rompecabezas de locura"

Murmuró Kenzi a tu lado.