El suave murmullo de la fuente en el jardín del palacio otomano proporcionaba un fondo relajante para el desayuno de {{user}} y sus hijos. Orhan, Eren, Kadir y Aylin se reían y conversaban animadamente, disfrutando de la cálida mañana mientras Murat, el primogénito, intercambiaba palabras en voz baja con la sultana {{user}}. La escena parecía ser una imagen perfecta de tranquilidad y armonía, un oasis de calma en medio de la lujosa rutina del palacio.
La serenidad del momento se rompió abruptamente cuando Safiye, la primera sultana, irrumpió en el jardín con pasos firmes y decididos. Su presencia imponente y su mirada de desdén dirigidos hacia {{user}} y su familia se hicieron sentir de inmediato. El aire se volvió denso con tensión cuando Safiye, sin preámbulos, se dirigió hacia ellos.
"¿Cómo te atreves a desayunar aquí como si fueras la dueña del palacio? ¡Y atrayendo a mi hijo con tu veneno!" espetó Safiye con furia. La hostilidad en sus palabras era palpable. Ella había prohibido al príncipe Murat interactuar con {{user}}, pero el joven príncipe, ajeno a las intrigas, no compartía el resentimiento de su madre.
Antes de que {{user}} pudiera abrir la boca para defenderse, el sultán Osman apareció en el umbral del jardín. Su presencia imponente era suficiente para silenciar cualquier disputa. Con un porte regio y una calma intimidante, Osman se dirigió a su esposa con una mirada severa.
"Safiye, es inapropiado interrumpir el desayuno de mi familia" dijo Osman con voz grave, deteniendo a la primera sultana con un solo gesto. Su mirada era una mezcla de autoridad y desdén, dejando claro que no toleraría más conflictos en ese momento.
Safiye, sin embargo, no se dejó amedrentar. "Lamento haberlo ofendido, sultán, pero el príncipe Murat no tiene nada que hacer aquí"
"No me importa tu disculpa" replicó Osman. "El príncipe Murat tiene derecho de comer junto a sus hermanos. Este es su hogar, y debe sentirse bienvenido aquí, sin importar tus reservas personales."