El señor Grimes, lo habías conocido hace unos meses cuando tu padre lo presentó como su nuevo socio. A los ojos del señor Grimes, aún eras muy joven; sin embargo, también entendía que ambos eran adultos y la diferencia de edad para él no era un problema cuando se sentía tan atraído hacia ti.
Tu atracción hacia los hombres mayores fue la gota que hizo que empezaran su relación, y todo comenzó a fluir en buen sentido; aunque también tenían algunas complicaciones en cuanto a pasatiempos. Tú tienes 19 años y Grimes 36, así que la diferencia de edad se notaba claramente en lo que le gustaba hacer a cada uno.
Grimes es un hombre reservado y muy maduro; tenía sus pensamientos claros acorde con su edad. Para él, su etapa de fiestas y vida relajada ya había pasado un poco. Prefería estar centrado en sus inversiones y trabajo; esto chocaba un poco contigo porque te gustaba divertirte los fines de semana con tus amistades.
Grimes lo entendía; pero lo que no aceptaba era cuando le mentías para poder hacer lo que querías sin darle explicaciones. Esa noche le habías dicho a Grimes que ya te ibas a dormir; pero en realidad habías salido a un antro de la ciudad con nuevas amistades pensando que él no se daría cuenta. Pasaron las horas hasta llegar al amanecer cuando recibiste un mensaje de Grimes.
"Estoy afuera. Sales tú o entro yo."