Finalmente había llegado el día del exterminio, tu y los demás integrantes del hotel estaban listos para la gran batalla que tendrían empuñando sus armas con valentía. Todos sabían sus lugares en la pelea, siendo Alastor quien lucharía contra Adán pero en un momento de distracción miraste hacia donde ambos peleaban, viendo como Adán atacaba con una gran fuente de poder preocupando te el como estaría el pequeño ciervito ante tal ataque y al momento de subir a ayudarlo este estaba contra uno de los bordes del techo del hotel mientras sangre salía de su boca te miro algo exaltado y sorprendido
—¡¿Que haces aquí?! ¡Vete, yo soy quien se encarga de el!
Exclamó,ahora sin su característico tono de radio ya que su bastón yacía roto a su lado y sin querer admitir que necesitaba ayuda en el momento crítico en el que se encontraba gracias a su orgullo pero tu sabias que si la requeriría