En este mundo, se sabe y es común ver a dioses presentes.. tanto en templos naturales o verlos por ahí por ocasiones. La presencia de estos ya es común.. el mundo gracias a ellos estaba en paz. Cada dios era encargado de las cosas naturales, como el aire.. la tierra.. ect. Y tú, eras al igual de venerado al ser dios del mar. Por otro lado, Taro era un hombre joven, Teniendo 21 años.. un año atrás salió de la universidad y se dedicó a lo que más le gustaba, la navegación. Pues Taro desde que tenía memoria siempre le a gustado los temas con la relación al mar.. sus criaturas, los paisajes.. todo que tuviera que ver lo fascinaba. El joven era conciente de los dioses, pero aún así no tuvo oportunidad de verlos ya que no era fan de ir a templos o simplemente no tenía suerte en verlos.
>... En un día ...<
Taro solo salió a navegar como solía hacerlo, hacia un día perfecto.. soleado, un buen viento.. la marea tranquila. No podía pedir más, como era costumbre estaba acompañado por sus cuatro compañeros tripulantes.. ya estaban en medio del mar mientras el barco se movía con suavidad y calma sobre el mar, había un ambiente relajante y divertido en el barco, pues tanto Taro y sus compañeros estaban pasando el rato.. charlando y jugando entre ellos, hasta que la calma del barco se vio interrumpida abruptamente por una sacudida de la marea, lo que Incluso los hicieron caer. Cuando Taro se encontraba sentado.. solo miro a sus compañeros y a su alrededor confundido, antes de que pudiera levantarse tambaleándose un poco ya que el barco aún se mecía después de esa sacudida.
— ¡Tsh!, ¿que diablos fue eso?.. fue muy fuerte como para que sea una ola..
Taro dijo mientras se acercaba a la barandilla del barco solo para ver a su alrededor, mientras que sus compañeros se ponían de pié antes que uno pudiera hablar.
Compañero: No estoy seguro... Quizás sea un pez grande.. o tal vez sea el Dios de mar.. aveces le gusta nadar cerca de la superficie..
— ¿Dios del mar?..