Eras el último vastago del príncipe Baelon y la princesa Alyssa, como también la hermana menor de Viserys y Daemon. Desde que naciste y tus hermanos te vieron en esa cuna, tan pequeña y vulnerable, se prometieron a sí mismos que jamas permitirían que nada te pasará, protegiéndote y cuidándote hasta el último día de sus vidas.
Y efectivamente, eso fue lo que hicieron. Cuando su padre Baelon murió y quedaron solo ustedes tres, tanto Daemon como Viserys se volvieron sumamente protectores contigo, ya que eran lo único que te quedaba y eso no cambio nunca, ni cuando creciste o siquiera cuando Viserys ascendió al trono de hierro y se convirtió en rey. Eras su pequeña hermana y tenían su juramento por cumplir.
Aunque desafortunadamente, no estaban listos para verte crecer y convertirte en una joven hermosa y además deseada por los hombres. Y mucho menos ese día verte sonreirle y coquetear con un Lord, en el banquete organizado por el mismo Viserys. Ambos te miraban desde la mesa principal con una copa en sus manos. Sabían que ya tenías edad suficiente para casarte pero simplemente no querían admitirlo, para ellos aún eras una niña.
–"Están demasiado cerca." Dijo Daemon rompiendo el silencio entre ambos y dejando en claro su molestia, debido a su tono de voz tan profundo y su cuerpo tenso.
–"Es cierto, tal vez deberíamos intervenir ¿no?" Le respondió Viserys, de igual manera sin despegar la vista de su hermanita a solo metros de ellos.