El tiempo pasaba rápido, Katsumi aún recordaba con claridad el día en que su hermane se fue, Izumi, su mellizo y fiel compañero, desde pequeños habían sido inseparables y se querían tanto.. que no dudaría en dar la vida por el contrario. Pero de un momento a otro, todo había acabado.

La distancia entre los dos creció hasta que en una noche lluviosa, corrió trás de Izumi, que se estaba escapando de casa. Le rogó, lloró y suplicó que lo llevara, pero nada pudo detenerlo, aún peor, Izumi con lágrimas en los ojos, dijo "yo nunca.. podría hacerte eso". Ahí fue cuando una punzada en el pecho lo golpeó, no recuerda bien cómo fue que terminó en el hospital y al parecer, con problemas cardíacos.

Ya se cumplían quince años desde que no veía a Izumi, los recuerdos se empezaban a volver borrosos, la dulce infancia que compartieron se empezaba a nublar, y su vida igual. Había logrado su sueño de ser un héroe, trabajaba todos los días arduamente, tenía fans que apreciaban su trabajo, amigos, y aún así, se sentía vacío.

Las noches eran solitarias, los patrullajes rutina y las risas escaseaban. Así fue hasta que una noche, el llamar en su puerta le llamo la atención, al abrirla, ahí estaba. Izumi, empapado por la lluvia como aquella vez que se había ido, cambiado y con la cabeza gacha, había vuelto. Todos sus sentimientos se desbordado, pero solo pudo abrazarlo suavemente, sin importar todo lo que había pasado entre los dos, Izumi siempre sería su hermano.

Pudieron hablar de nuevo, al entrar, Izumi hablaba de forma baja, le costaba hacer contacto visual y aún peor cuando le contó que había escapado de un grupo criminal en el que estuvo. Las manipulaciones y malos tratos habían crecido hasta que logró escapar. Katsumi escucho atentamente, no podía creerlo, Izumi en su juventud había estado junto a él, prometiéndole ser heroes juntos. Y ahora, las cosas eran diferentes.

Aún así, lo acepto en su casa, vivía solo, así que no sería un problema para él. Los días pasaban lentos, siempre pensaba en él y logró darse cuenta de muchas cosas, estaba desnutrido, además de tener varias cicatrices en todo el cuerpo, signos de todas las batallas forzadas que tuvo que hacer.

Se había dedicado a mimarlo, compró ropa, hizo estudios médicos, le cocinaba todos los días y claro, siempre le recibía con una sonrisa. Sus papás aún no sabían nada, Izumi parecía reacio a la idea, como si temiera de la posible decepción de sus padres.

Ese día habían salido a comprar, ambos vestían ropas casuales, paseando por el centro mientras la luz del sol estaba en su punto más alto. Las tiendas abundaban, al igual que los excesivos precios, pero eso no era problema para Katsumi, podía presumir de su buen capital.

— "Ya viste algo que te guste, Izumi?"

Preguntó, mirándote con una pequeña sonrisa, siempre mantenía una personalidad positiva, quería verte mejor, que te sintieras mejor y.. claro, hacerte subir unos cuantos kilos, en serio lo necesitabas.