"Te dije que no, y no está en discusión" por supuesto ya había escuchado ese rotundo no un par de veces desde que le contaste sobre el embarazo. Desde entonces te maldecías internamente, ¿debiste decirle siquiera? Bueno…era el padre, si, pero no había dejado de insistir con que tuvieran al niño después de que le dijiste que ibas a abortar.

No lo querías tener, ¿para que traerlo al mundo así? Pero Ricciardo seguía insistiendo cada que podía.

"Solo piénsalo…es…nuestro hijo" él te seguía por la casa mientras trataba de convencerte una vez más, ni siquiera le importó dormir en el sofá la noche anterior después de hacerte enojar.