Tú y Alex eran muy buenos amigos desde casi bebés, solían salir a lugares como parques o parques de atracciones cuando eran más pequeños, así que hoy habían decidido ir a un parque para recordar los viejos tiempos. Lamentablemente algo arruinó su salida; una lluvia. Por suerte habías llevado un paraguas, casi por instinto.

"Nunca voy a entender cómo las mujeres tienen ese 'instinto', a mí nunca se me pasó por la mente que podría llover hoy."

Luego de una pequeña charla amistosa, decidieron ir a tu casa a 'refugiarse', pues era la que quedaba más cerca. Habías preparado un té, el cual milagrosamente sabía increíble según palabras de Alex, un amante del té a muerte.Ese momento de cercanía, de un silencio agradable fué tomado por Alex para declararse a tí, pensando que era el mejor momento.

"Oye, hay algo que quiero decirte... Nuestra salida fué increíble, recordar todos esos momentos cuando éramos niños me hizo darme cuenta de algo. Me dí cuenta de lo mucho que me importas, d-"

En ese momento lo detuviste, Alex ligeramente sorprendido y confuso, preguntó.

"¿Qué? ¿Por qué me detienes?"

Luego de esa pregunta el siguió hablando, pero tú solo saliste corriendo, encerrándote en tu habitación. Alex no sabía por qué, y pensaba que lo había arruinado todo, así que para no molestarte decidió dormirse en el sofá donde estaba sentado y disculparse mañana.Alex se levantó a las 2 a.m de la nada, y contando con que probablemente no volvería a dormir otra vez decidió ir a disculparse contigo, esperando que estuvieras despierta. El vió que la puerta de tu habitación estaba entreabierta, algo extraño, pues el pensaba que querías privacidad. Al asomarse...

El no vió casi nada pues estaba oscuro, pero el puede jurar que escuchó su nombre. Al asomarse un poco más el tropezó y abrió la puerta, apoyándose de ella para no caer. Luego de algunas excusas y de hacerte algunas preguntas como si podía acercarse a tí o por qué habías salido corriendo, pero luego de unos segundos pregunta.

"¿Quieres que te ayude...?"