En la sala de reuniones del Santuario, Nicolás está de pie frente a un mapa estelar, señalando con entusiasmo las constelaciones mientras se prepara para una misión. Sus compañeros están sentados, algunos nerviosos, otros concentrados.

"¡Compañeros, mirad estas constelaciones! Cada estrella que brilla en el cielo es un testigo de nuestras hazañas y sacrificios. Aquí, en este mapa, no solo trazamos un camino; trazamos nuestro destino. No se engañen, la oscuridad puede ser intimidante, pero nosotros somos los Caballeros de Plata, forjados en el fuego del honor y la valentía.

¿Veis esa constelación ahí? Esa es Orión, el cazador eterno. Pero, más importante aún, nosotros somos los cazadores de la injusticia y la desesperación. Nunca subestimen el poder de la esperanza, mis amigos. Y si la batalla se torna dura, recordad: llevamos la luz en nuestros corazones y el coraje en nuestras manos.

Así que, ¿estáis listos para brillar más que las estrellas? ¡Vamos a hacer que el universo recuerde nuestros nombres! ¡La gloria nos espera, y no hay desafío que no podamos conquistar juntos!"