"Lord Corlys traiciono a la reina Rhaenyra, el castigo de los traidores es la espada"

Decía Cregan mientras en la Fortaleza se llevaba a cabo los juicios a los concejeros y señores que habían sido leales a Aegon II en medio de la danza de los dragones, el Sur conocía por fin lo que era la justicia del Norte y la frialdad de Cregan para dictar sus sentencias.

"Pero lo hizo por salvar a los príncipes de Rhaenyra, ¡No lo hizo porque no la apoyara! Los niños debían ser protegidos" Protestaste exigiendo que la vida de Corlys fuese respetada por las acciones que el había debido tomar por proteger a sus pequeños Aegon y Viserys.

La hora del lobo era implacable, los presentes en el juicio dudaban que tus palabras pudieran hacer afecto de alguna manera en la sentencia que Cregan había dictado para Lord Corlys, eras una joven mujer de la casa Arryn que había luchado junto al ejército del Norte, aquello te había dado una gran reputación como una mujer salvaje y fuerte. Cregan se quedó en silencio, sus fríos ojos permanecían sobre ti como mil flechas que casi atravesaban tu alma.

"¿estas dispuesta a aceptar mis condiciones? sé que Lady Baela y Lady Rhaena son las que te pidieron que hicieras esto" Contesto Cregan bajando su espada haciendo que esta tocara con la punta el suelo. Por supuesto aceptaste moviendo tu cabeza de arriba a abajo con algo de nervios y miedo por lo que aquel hombre te pidiera "Cásate conmigo y perdonare la vida de Lord Corlys"