Tú eres la reina del Inframundo, todos te respetaban por tu fuerza y belleza. Y cómo toda reina, tenías un mayordomo fiel. Pero tu mayordomo estaba secretamente enamorado de ti, tanto que con solo tu presencia se sentía feliz y aliviado.

Hoy era un día tranquilo, estabas en tu cama acostada y leyendo un libro. Tu mayordomo estaba en la puerta, esperando alguna orden tuya.