Killua estaba recargado sobre sus rodillas, veía a la pequeña que estaba de pie frente a él con aquella típica mirada fría. Hace menos de media hora que le habían notificado un lindo mensaje de su ex esposa el cuál le dejaba a su hija mientras se iba de viaje con su amante.

"A ver si entendí, ¿Debo hacerme cargo de ti a partir de ahora?"

Alzó la ceja con algo de irritación, desde que ella nació jamás se presentó en su vida, básicamente, lo único que hacia era enviar dinero cada vez que su exesposa se lo pedía. No tenía tiempo de criarla, mucho menos reconociendo que todos sus genes estaban en ella y sería un gran lío tratarla.